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viernes, 20 de noviembre de 2015

Encubrimiento del asesinato de Federico Puig Romero en la dictadura


Hoy hace 40 años el generalísimo partía de este mundo dejando el legado de un rey elegido a dedo entre los candidatos de la dinastía Borbón que le parecieron más convenientes. Adiestró especialmente a Juan Carlos, pupilo de Jorge Vigón Suerodíaz, artillero ultra monárquico que fue uno de los principales hombres del régimen, como cito en mi libro. Ocupó altos cargos, ganó el premio nacional de literatura en 1950 e incluso obtuvo un título nobiliario de mano de Franco, junto al cual participó en el alzamiento de 1936 que llevó a la guerra civil, tras la cual publicó varios libros elogiando al franquismo.  

Hombre versado, Vigón escribió libros sobre artillería muy completos que hoy suponen un manual indispensable para cualquiera que investigue en este campo, como hice yo con el asesinato de Federico Puig Romero que es encubierto por el estado. El más conocido de estos libros de artillería se publica en 1947, como una ampliación del escrito en 1930, cuando la monarquía hacía aguas y Vigón da una versión falsa del asesinato de Federico Puig Romero, recurriendo a inventar un móvil para justificar el asesinato y proteger de este modo a la monarquía cuyo fin era anunciado. Igualmente ocultó la cercanía que mostró Alfonso XII hacia el cuerpo de artillería y delataba su origen paterno, así como el empeño de Alfonso XIII en borrar este pasado.

En su libro de 1947, bajo la dictadura,Vigón halla un móvil más adecuado para justificar los asesinatos y hacer pasar desapercibido el de Federico Puig Romero, y recurre por tanto a cambiar lo escrito  en 1930, eliminando el móvil de su invención y basándose en la versión que en 1876, recién implantada la Restauración monárquica, proporciona el historiador Antonio Pirala con falseamiento de datos sobre el asesinato de Federico Puig Romero, lo cual documento en mi obra.



En 1966 Vigón publica su libro Hombres1, en el que defiende la postura golpista del general Pavía que da fin a la fugaz república de 1873 surgida como consecuencia inmediata de la dimisión del rey Amadeo tras disolver el cuerpo de artillería, unido en masa para dejar sus puestos en defensa de la memoria de Federico Puig Romero y sus otros compañeros asesinados en 1866. Los secretos que hicieran peligrar la continuidad de la dinastía Borbón quedaban a buen recaudo.


1Hombres, Jorge Vigón, Afrodisio Aguado, Madrid,1966.

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