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lunes, 5 de septiembre de 2016

Federico Puig Romero y la dinastía Borbón

Federico Puig Romero (Museo Específico de la Academia de Artillería de Segovia).

Hoy hace 204 años nacía en Santiago de Compostela Federico Puig Romero, quinto hijo dado a luz por Gertrudis Romero de su matrimonio con Vicente Puig, militar que luchaba desde 1808 en la guerra de independencia contra los franceses que culminó en 1814 permitiendo el advenimiento de Fernando VII al trono de España. Vicente Puig no podía prever entonces lo fatídico que resultaría este personaje y su futura hija, Isabel II, para él y su familia.

Fernando VII  (retrato de Francisco de Goya).

¿Cómo suponer que el monarca por el cual había arriesgado la vida le arrebataría a su esposa, la dejaría embarazada y de inmediato viuda para poder llevársela a palacio y disponer de ella a su antojo hasta que se cansara dando con el fin de sus días anticipadamente? ¿Y que la historia se repetiría con su hijo Federico e Isabel II, la hija de Fernando, dando como resultado un vástago que llegaría a ser el rey Alfonso XII? Esta paternidad se confirma mediante la existencia de una carta firmada por el rey Alfonso XII y dirigida a los hijos de Federico Puig Romero, a los que llama hermanos.

Isabel II de España.

Sin embargo, los rumores sobre esta paternidad se desviaron hacia el oficial de ingenieros Enrique Puigmoltó y Mayans, con quien Federico mantenía vínculos de amistad y familia. Así seguiría oculto el negro pasado que vinculaba al padre de la reina con  las oscuras muertes de los padres de Federico, quien junto a sus hermanos hubo de sufrir años de ensañamiento del déspota que quiso despojarles de sus derechos hasta que una razón secreta y muy poderosa hizo variar al absoluto de conducta hacia ellos.

Retrato de Alfonso XII (Palacio de Aranjuez).

Sobre Federico pesaba este pasado que la dinastía Borbón no podía permitir que saliera a la luz. El 22 de junio de 1866 se inicia en el cuartel de San Gil, donde era coronel Federico Puig Romero, un movimiento revolucionario contra Isabel II que, conocido de antemano por el gobierno, fue utilizado como marco perfecto para camuflar el asesinato del oculto padre de Alfonso XII mediante sicarios que no formaban parte de los planes revolucionarios. Isabel II y su gobierno falsean estas circunstancias y encubren a los asesinos, logrando el silencio de la familia, que fue testigo de aquel horror.

Retrato de Alfonso XIII junto a su madre (Luis Álvarez Catalá, 1898).

El retrato de Federico Puig Romero en el museo del Ejército fue retirado y guardado en depósito hasta 2003, cuando visité el Museo Específico de la Academia de Artillería y el coronel director tuvo la deferencia de colocarlo en lugar de honor, donde actualmente se halla. Cuando lo vi por primera vez no dejó de sorprenderme la ironía de que durante tantos años de clandestinidad se situara frente a un retrato de Alfonso XIII niño y su madre, la regente María Cristina. Ella y su hijo intentaron todo para enterrar este pasado, que sin embargo Alfonso XII, a la vista de los hechos, intentaba resarcir, pese a que en su reinado un famoso historiador falseara el asesinato de su supuesto padre, no con rumores, sino en un libro de historia, para zanjar especulaciones. Pero ello no bastó y aun durante la dictadura franquista otro hombre del régimen siguió tapando este asesinato no resuelto.  En el libro Voces desde el más allá de la historia se sacan a la luz las claves que permiten sacar conclusiones muy claras sobre la implicación directa de la dinastía Borbón en las oscuras circunstancias de la muerte de Federico Puig Romero.

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