El 16 de febrero pasado se cumplieron 69
años de la muerte de Pedro de Répide, cronista de la Villa de Madrid y autor de
muchos libros. Destaco entre ellos Isabel
II reina de España, publicado por Espasa Calpe en 1932. Fue
mi primera referencia mucho antes de plantearme siquiera una investigación
sobre el asesinato de mi tatarabuelo Federico Puig Romero y su posible conexión
con la supuesta paternidad de Alfonso XII, achacada al oficial de ingenieros
Enrique Puigmoltó y Mayans por los autores basados en la rumorología sobre ello
lanzada desde el mismo entorno de la reina Isabel II.
Isabel II anciana. |
Pedro de Répide fue llamado por la ex
Isabel II en 1900 a su palacio de Castilla en París para encargarse de su biblioteca
y ejercer de secretario. Ya setentona y en el exilio desde 1868, apenas le
quedaban cuatro años de vida en los que Répide, ejerciendo de su amanuense y
redactor de cartas tuvo oportunidad de enterarse de parte de la información que
escribió años después en su biografía sobre esta reina, donde no disimula el
aborrecimiento que le inspira. No queda clara la conexión entre ambos (no hay
que pensar nada raro dada la edad de la ex reina y la homosexualidad de Répide)
que propició la oferta de este puesto de confianza a Répide, cuya leyenda negra
sobre su nacimiento, en 1882, fomentada por él mismo, dio pie a conjeturas escabrosas como que era hijo de Isabel II y un eclesiástico…
Répide fue el
primero en ponerle nombre al misterioso joven de quien se rumoreaba era el
padre de Alfonso XII: Antonio Puig Moltó. Es decir, añade a la incorrección de
los dos apellidos en lugar de uno compuesto, un nombre que en nada se parece al
real, Enrique Puigmoltó y Mayans. De citarse a este enigmático joven de modo
abreviado, con nombre y primer apellido, sería Antonio Puig, curiosamente el
nombre del tío de Federico Puig Romero. Quién sabe si de ahí pudo
venir el dato aportado por Répide, que describe además a ese joven como frágil
y enfermizo debido a la tuberculosis.
Este dato no encaja en absoluto con la realidad pues Enrique Puigmoltó era de
naturaleza robusta y nunca padeció esta enfermedad, que sin embargo sí
padecieron dos hermanos de Federico Puig Romero, y más adelante varios nietos
de este.
Benito Pérez Galdós. |
¿Le aportó estos datos erróneos a Répide
la misma Isabel II para despistarle? Igualmente toreó al escritor Benito Pérez
Galdós, que tras entrevistarse con ella en 1902 no logró sacar nada en claro.
Los secretos que ella quería guardar nadie los sabía. Y un secreto a voces como
el de Puigmoltó fue un rumor deliberado que permitió permanecer en la sombra a
su supuesto padre Federico Puig Romero. Pero el asesinato de Federico en 1866 encubierto por Isabel II no fue un secreto, preocupando demasiado a ella y su
dinastía disfrazar las auténticas circunstancias de la conspiración de que fue
objeto, como se desvela en Voces desde el más allá de la historia.
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