A lo largo de los años que he investigado
sobre la posibilidad de que mi tatarabuelo, el coronel de artillería Federico
Puig Romero, fuera el verdadero padre del rey Alfonso XII, he ido reuniendo una
cantidad ingente de documentos en diversos archivos. Dos de ellos contienen las
firmas originales de la reina Isabel II y de su hijo, ya reinando como Alfonso
XII. Ambos documentos tienen en común nombramientos reales a personajes que
tuvieron mucho que ver con Federico Puig Romero y su asesinato, producido el 22
de junio de 1866 en circunstancias que tanto el gobierno de Isabel II como el
de Alfonso XII intentaron ocultar al público.
El
primero de estos documentos, firmado por Isabel II, está fechado en el año
1862, coincidiendo con el quinto cumpleaños de su hijo el príncipe Alfonso, y
va dirigido al duque de Bailén para que haga efectivo este nombramiento.
‹‹Con
motivo y en celebridad del cumpleaños de mi augusto y querido hijo el príncipe
de Asturias vengo en nombrar Gentilhombre de Cámara con ejercicio a Don
Francisco Parreño y Lobato, Brigadier de Estado Mayor dispensándole el pago de
los derechos de media anata. Lo tendrás entendido y lo comunicarás a quien
corresponda. Dado en Palacio a veintiocho de noviembre de mil ochocientos
sesenta y dos››.
Isabel II. |
¿Qué era
un Gentilhombre de Cámara con ejercicio? Si la mayoría de cargos palatinos,
asignados a la nobleza, eran prácticamente inútiles y sus titulares apenas si
tenían que realizar alguna función concreta dentro de la corte, el de
Gentilhombre de Cámara con ejercicio no requería ningún servicio, y era un
cargo honorífico que concedía S.M. de forma muy especial como una muestra
de su real aprecio. Francisco Parreño se
había ganado esta especial confianza de la reina Isabel II. ¿Qué había hecho
para ello?
Francisco
Parreño Lobato desempeñó un papel fundamental, no solo en la ocultación de las
circunstancias de la concepción del príncipe Alfonso en 1857, sino en las del asesinato
de Federico Puig Romero, en 1866. En ambas ocasiones su situación
era privilegiada y plenamente vinculada al general Narváez. Los detalles
completos se hallan en mi libro de investigación Voces desde el más allá de la historia, que daría pie a que dos
años más tarde publicara la novela histórica basada en esta investigación, Alfonso XII y la corona maldita,
premiada en 2018.
Sobre quién es Francisco Parreño Lobato, en el
Archivo General Militar lo hallé entre los militares encuadrados en la
categoría de Célebres. ¿Qué le dio tanta celebridad? Fue mi primera pregunta.
Se puede hallar en internet información sobre su trayectoria, a la que yo añado la personal,
resultado de mis investigaciones particulares y totalmente documentadas.
Francisco
Parreño tenía un hermano llamado Manuel, militar como él. Manuel contrajo
matrimonio con la hermana de Federico Puig Romero llamada Gertrudis, cuyo nacimiento
encerraba secretos compartidos por Federico e Isabel II, ambos hermanos de
Gertrudis Puig Romero. Que de esta unión entre Federico y la reina Isabel II naciera el
futuro Alfonso XII era sin duda algo muy grave y necesario de ocultar, que se
presentaba a Francisco Parreño Lobato como una gran oportunidad de colaboración
en la trama que se ideó para lanzar los rumores de la paternidad del entonces
príncipe Alfonso sobre otro, que ha pasado a la historia como el padre
biológico de Alfonso XII: Enrique Puigmoltó y Mayans.
Federico Puig Romero (izquierda) y el rey Alfonso XII. |
Si esta
labor de Francisco Parreño fue tan apreciada por la reina, no lo fue menos su
papel decisivo en la ocultación de las auténticas circunstancias del asesinato del hermano de
su cuñada. Como se demuestra en mi libro de investigación, y se cuenta en la
novela, Francisco Parreño obtuvo de la reina condecoraciones y ascensos, llegando incluso a ser
nombrado subsecretario de guerra, cargo que le permitió falsear en el
expediente de Federico Puig Romero el modo en que había ocurrido su asesinato,
como fruto de una conspiración al margen de la sublevación en que se pretendió
hacer creer se había producido. El cese de Francisco Parreño en la política coincidió con la marcha
de Isabel II al exilio, retornando de nuevo a los altos cargos en el reinado de
Alfonso XII, coincidiendo con la venida a España de la ex reina, cuando los consejos de Francisco Parreño fueron tan bien valorados como para concedérsele el cargo de consejero de
estado hasta la enfermedad que le llevó a la su muerte, en 1882.
Para
entonces quedaba poco de vida a Alfonso XII, víctima de la tuberculosis que se decía sufría el padre que le achacaba la rumorología desde el mismo entorno de la
reina, Puigmoltó. Dicho personaje jamás padeció esta enfermedad, que sin embargo
sí padecieron los hermanos de Federico Puig Romero y gran parte de sus
nietos.
El 25 de noviembre de 1885 fallecía Alfonso, dejando de regente a su
viuda, María Cristina, embarazada de no se sabía si un niño, como efectivamente
lo fue. Pocos meses después de nacer el que sería Alfonso XIII, se produciría
el asesinato del conde de Mirasol, el personaje a que hace referencia el otro
documento citado al principio, con la firma de Alfonso XII y al que le dedicaré otra entrada de este blog.
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