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sábado, 14 de diciembre de 2019

Proyecto de ley para beneficiar a los hermanos de Alfonso XII



La distinción que hizo la reina Isabel II con la familia del coronel de artillería Federico Puig Romero llegó hasta el punto de requerirse un proyecto de ley porque las concesiones que quiso hacer la soberana no entraban en el actual reglamento.  Federico Puig Romero había sido asesinado en el cuartel de San Gil de Madrid el 22 de junio de 1866. ¿En qué circunstancias? Aparentemente en la sublevación que se originó en su regimiento, o al menos, eso es lo que intentó difundir el gobierno. Otros oficiales más murieron ese día, pero además de ser el único considerado asesinato, también fue excepcional la reacción de la soberana, distinguiendo esta muerte del resto.

Firma de Amalia Romaguera en carta dirigida a Isabel II poco antes de solicitarse el proyecto de ley.

En La Gaceta no se publicó ninguna otra entrevista aparte de la mantenida entre los reyes y la familia rota del coronel Puig, que recibió todo tipo de atenciones y favores reales, manteniéndose silencio acerca de lo que habían vivido en su casa, cuando fue asaltado por sorpresa el cabeza de familia, antes de iniciarse la sublevación. Las características de este asesinato dejaban clara una conspiración, cuya autoría intelectual quedó sumida en el misterio. Era patente el empeño de cerrar el caso cuanto antes, pese a las contradicciones en cuanto al lugar donde fue hallado su cadáver. Se alimentaron las especulaciones de la prensa privada, sin desmentido alguno. Con tal confusión resultó mucho más sencillo falsear los datos de su expediente. ¿Por qué colaboraba Isabel II en esconder a toda costa este asesinato que fue cometido al margen de los planes revolucionarios? ¿Influía en ello que llegara a descubrirse que este asesinado era el auténtico padre del príncipe Alfonso, que hasta ahora se había hecho creer era el oficial Enrique Puigmoltó y Mayans?



Tachado de algunas concesiones extraordinarias en el apartado de Observaciones.

En la investigación que desarrollo en Voces desde el más allá de la historia se plantean estos interrogantes con datos documentados, que dan pie a la ficción novelada de Alfonso XII y la corona maldita, donde sí se resuelve el asesinato. Pero los hechos son reales, no es un triller inventado. Y en este puzzle, la reina Isabel II es una pieza fundamental. Hechos palpables que se dan a conocer en la investigación dan pie a mucho más. Y uno de los más notorios es que en su empeño de ascender la pensión a la viuda, Amalia Romaguera, llegara a querer darle el doble, saltándose los reglamentos, lo cual, para acatarla, requirió que se llevara al congreso de diputados esta proposición de ley. En los trámites puede comprobarse además cómo se quiere echar tierra al asesinato, así como de las ayudas bajo mano que ha hecho a la familia y cómo se intentan ocultar.


Así, puede leerse en el expediente del proyecto de ley que la reina consignaba de su propio bolsillo 600 escudos mensuales para ayuda a los estudios del hijo mayor, al que además se le concedía el empleo con sueldo de alférez. Al hermano menor, cuando alcanzara la edad necesaria, se le reservaba plaza de artillería. Estos datos, que constan en el expediente, se tachan en el trámite, como se ve en la imagen, porque no interesaba decirlos. Tampoco se responde a la pregunta de los diputados acerca de que se proporcione información sobre los precedentes de la sublevación y circunstancias de su asesinato: ‹‹respecto a las circunstancias que precedieron y siguieron a la sublevación del 5º regimiento de artillería a pie, nada consta que pueda perjudicar la buena reputación militar del coronel Puig...››

Y para asegurarse de ello, nunca llegó a incluirse el folio con información clave sobre el lugar donde fue hallado el cadáver de Federico Puig Romero. El folio se quedó en su expediente personal.

El folio que nunca se incluyó en el expediente de los acontecimientos del 22 de junio de 1866 (con el reverso).


Consecuencia de todo ello fue que se reclamara para el resto de familias de oficiales muertos una equiparación al no ser justificado en ningún caso el favoritismo que hacía la reina a la familia de Federico Puig Romero, al que le unían estrechos vínculos que debían permanecer en el más absoluto secreto. ¿Qué había detrás de todo ello? Los datos que se aportan en Voces desde el más allá de la historia quizá permitan a los historiadores revisar algunos episodios de nuestra historia que en estas investigaciones salen a la luz por primera vez.

Federico Puig Romero a los 53 y Alfonso XII sobre los 25.


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