Portada del primer episodio nacional, Trafalgar. Edición de 1935. |
Hablar de Benito Pérez Galdós sobra con todo
lo que se ha publicado sobre su vida, especialmente acabándose de cumplir el
centenario de su muerte el pasado 4 de enero. Expondré aquí datos no tan
conocidos que tienen que ver con mi proceso de investigación iniciado hace años en la biblioteca militar de Valencia, a la que siempre estaré
agradecida. Acudí allí varias veces, a medida que mis investigaciones en
archivos avanzaban. Y en una de estas ocasiones, indagando sobre 1815, el
bibliotecario me facilitó los Episodios
Nacionales de Benito Pérez Galdós, y concretamente, Memorias de un cortesano en 1815. Leí este y luego varios más,
obteniendo valiosa información como pista a seguir en mi proceso de
investigación. La novela histórica de calidad ofrece múltiples posibilidades al
investigador y además acerca al lector a otro tiempo que no ha conocido. Benito
Pérez Galdós era en eso un maestro indiscutible, y hasta tal punto fueron
valorados sus Episodios nacionales,
que obtuvo en 1902 la Gran Cruz de Alfonso XII que le otorgaba la
monarquía de Alfonso XIII al considerarle ‹‹gloria nacional››, pese a sus ideas
republicanas.
En este mismo año de 1902 logró concertar
una entrevista con la entonces exiliada ex reina Isabel II en su palacete
francés. El material lo utilizaría posteriormente para el reportaje que se publicaría pocos
días después del fallecimiento de ella, acaecido el 9 de abril de 1904. Por
entonces, Benito Pérez Galdós tenía ya publicados los Episodios Nacionales de la
primera serie (1873-1875), la segunda serie (1875-1879) y la tercera serie, que
había iniciado tras un largo paréntesis de veinte años. Luego de esta entrevista
con la ex reina Isabel II, inició la cuarta serie, que va desde 1902 hasta 1907.
El episodio nacional Prim corresponde a esta etapa, y fue escrito entre julio y octubre de 1906, el año en que el escritor se hizo oficialmente republicano, lo cual se haría público en abril de 1907 en carta abierta al diario El Liberal. Este episodio Prim me dio mucho qué pensar, llegando a la conclusión de que Benito Pérez Galdós tenía una fuente de información directa de ‹‹arriba››. Cuando lo leí ya había consultado varias fuentes sobre el 22 de junio de 1866, incluida hemeroteca y archivos, aparte de los libros de historia y otros más que lo abordaban. Benito Pérez Galdós aportaba datos que incomprensiblemente había omitido en su pormenorizada versión el historiador Antonio Pirala, cuyo falseamiento de información en torno al asesinato de Federico Puig Romero lo trato en otra entrada(1), así como la importancia que tenía para la corona zanjar ya las especulaciones sobre este asesinato.
Retrato de Federico Puig Romero en el Museo del Ejército (actualmente en el Museo Específico de la Academia de Artillería de Segovia). |
Sobre la entrevista de 1902, el cronista Pedro de Répide, en su biografía
sobre Isabel II(2), a la que tuvo oportunidad de tratar muy de cerca, por trabajar en su
palacio como bibliotecario, asegura que la ex reina esquivaba a Peréz Galdós en
las preguntas comprometidas. ‹‹Don
Benito, que era
un niño muy grande, salió encantado de la visita, a
pesar de su fracaso investigador, cuando tenía que haberse marchado molesto
porque un hombre como él hubiese sufrido una especie de toreo o de tomadura de
pelo de pura manera borbonesca.››
Pedro de Répide, 1913. |
Entre esas preguntas comprometidas que no fueron publicadas, sin duda tuvo que salir el tema del 22 de junio de 1866 en el que tanta parte había tomado Isabel
II, llegando a proponer un proyecto de ley para subir la pensión a la viuda de
Federico Puig Romero, de quien el gobierno alentó las variopintas versiones que
se publicaban en prensa no oficial dejando una estela de humo en torno a este
asesinato. Por aquel entonces, Benito Pérez Galdós tenía veintitrés años y se haría
muchas preguntas a las que seguramente intentaría dar respuesta cuando, a sus cincuenta y nueve años, tuvo
oportunidad de hablar personalmente con la ex reina sobre aquella jornada que
marcaría el fin de su reinado, sostenido apenas dos años más hasta la
revolución “Gloriosa”.
Sobre los detalles llamativos que
aporta Pérez Galdós en la versión que incluye sobre el 22 de junio de 1866 en
el episodio Prim, es de notar que sea el único que no incluye a Federico Puig
Romero, protagonista de todos los rumores de prensa que se publicaron en 1866
sobre lo ocurrido en el cuartel de San Gil, con la famosa partida del tresillo
que más tarde adoptaron algunos autores a pesar de tratarse de un bulo de
prensa, como queda patente en mi libro Voces desde el más allá de la historia.
Incluye don Benito, sin embargo, otros oficiales distintos a los de esa supuesta
partida de tresillo, indicando nombres y apellidos con ligeros errores que parecen tan deliberados como el cambio de grados de algunos de
ellos. Llama la atención que no incluyera a Federico Puig Romero, siendo
curioso este olvido, teniendo en cuenta que es el único oficial muerto aquel
día cuyo nombre apareció en La Gaceta, y nada menos porque se ejecutaba, entre
otros sargentos, a su asesino. Esta omisión es incomprensible en alguien tan
minucioso como Pérez Galdós, que además tuvo a mano la prensa de entonces.
Puede conjeturarse sin temor a equivocación, que es tan deliberada como el
cambio de nombres y grados de algunos de los oficiales. ¿Por qué?
En 1906, aunque Benito Pérez Galdós se declara oficialmente republicano sin tapujos, ciertos temas que comprometían seriamente a la corona no podían publicarse libremente, y más si estaban relacionados con este asesinato, en cuyo silenciamiento se halló involucrada la ex reina Isabel II y más tarde su hijo Alfonso XII, cuya paternidad secreta correspondiente a Federico Puig Romero era la punta del iceberg de todo el oscuro pasado que ligaba a esta familia y los Borbón. El escritor tuvo que limitarse a hablar entre líneas dejando ver con sus datos erróneos que no tomaba como fidedignos los que se difundieron como ciertos, sin desvelar mucho más que las enigmáticas palabras de Confusio, un personaje peculiar que escribe la historia no como es, sino como debería haber sido.
CONFUSIO.─ Veo
los muertos, vivos; los enemigos, reconciliados; el altar y el trono, llevados
a la carpintería para que los compongan; la Historia de España, escrita por los
orates… Tú no sabes de esto, pobrecilla… Léeme y sabrás.
A Benito Pérez Galdós le faltaron veintiún años de vida para llegar a ver la república en España. ¿Cómo hubiera sido su
versión del 22 de junio de 1866 si hubiera podido escribir entonces el episodio
nacional Prim?
(1)La versión fraudulenta del 22 de junio de 1866, firmada por el historiador Antonio Pirala
(2) Pedro
de Répide,
Isabel II, reina de España, Espasa Calpe, Madrid, 1932.
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