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lunes, 24 de marzo de 2025

El Juglar, de Antonio Pérez Henares





No podía perderme la presentación que Antonio Pérez Henares hizo en Valencia de su novela El Juglar, La voz del Cantar de Mío Cid, en el Salón de Actos del Casino de Agricultura en Valencia el 27 de noviembre pasado, con gran acogida de público. La charla resultó muy instructiva y entretenida, dejándonos con ganas de averiguar más en la novela, que lleva detrás un gran trabajo de documentación e incluye al final del libro una completa información  para que el lector pueda ubicarse en el contexto histórico en que transcurre. Incluye una cronología resumida de reyes desde el año 1065 hasta el 1214, así como árboles genealógicos del linaje de Rodrigo Díaz, el Cid Campeador, cuyas hazañas en los últimos años de su vida constituyen el eje de la narración del famoso cantar de gesta anónimo, el primero de la literatura española, cuyo Códice se conserva en la Biblioteca Nacional y fue expuesto por primera vez al público en junio de 2019.

Firma de mi ejemplar en Valencia.

En la novela, el autor  plantea la posible autoría del Cantar de Mío Cid entrelazando la historia con la ficción, resultando su hipótesis tan verosímil que bien podría explicar el origen de este cantar. Con su amena narrativa, Antonio Pérez Henares nos traslada a una Edad Media llena de vida, color y música en la que los juglares son protagonistas. Concretamente tres generaciones de juglares componen esta historia: Pedro, su hijo Álvar y el hijo de este, Per Abbat, personaje que existió en la realidad y firma como copista del Códice del Cantar de Mío Cid en mayo del año 1207. Antonio Pérez Henares propone que Per Abbat fue quien refundió el poema. El personaje en la ficción es un juglar convertido a monje que cuando cuenta las andanzas de su abuelo dice que  se puso malo, se acostó y dijo que se iba a morir, pues se murió. Y así van desgranándose las vivencias y aventuras de estos tres juglares, metiéndonos de lleno en una época de la que se preservan los escenarios donde transcurrieron los hechos contados. 

Molina de Aragón.

Me ha calado especialmente  el protagonismo de Molina de Aragón, donde se hallan mis raíces por parte de mi bisabuela materna y donde nació y creció mi abuela, inspiradora de dos de mis libros y enterrada en el panteón familiar que allí se conserva. 

También quiero resaltar el escenario del monasterio de Santa María de la Huerta, donde según el autor, en el año 1199, al cumplirse el centenario de muerte del Cid, se realizó la primera lectura del Cantar de Mío Cid, en presencia del rey Alfonso VIII, casado con una descendiente del Cid. Por esos vericuetos de la investigación que he realizado para mi próximo libro que actualmente se halla en proceso editorial, di con una escritura de propiedad de este monasterio adquirida por el personaje principal de mi libro y cómo no, no podía dejar de citar la referencia a esta lectura de 1199 que nos propone Antonio Pérez Henares. 

Manuscrito del Cantar de Mío Cid.

No cabe duda  de la relevancia del Cantar de Mío Cid, y aquí me atrevo a citar un hecho histórico al respecto en relación con un personaje de mi recién publicada novela El vals de los españoles (HRM Ediciones), que trata de la expedición a Dinamarca que logró escapar de Napoleón en 1808 con ayuda de Inglaterra y en la que estaba mi antepasado el capitán Vicente Puig. El general en jefe, marqués de la Romana, logró contactar con los ingleses valiéndose del Cantar de Mío Cid: Cuando el Cid derrotó a Napoleón: la conspiración del marqués de la Romana (Artículo en La Razón)

El Cantar de Mío Cid siempre ocupará un puesto relevante en la historia y la literatura, de eso no cabe duda. Pero después de haber terminado la lectura de El Juglar, la voz del Cantar de Mío Cid, me atrevo a afirmar que en tiempos venideros la evocación del Cantar de Mío Cid vaya asociada a la novela de Antonio Pérez Henares, de la que el autor tiene sobrados motivos para estar orgulloso.



Sinopsis

Antonio Pérez Henares, con gran verosimilitud, amenidad y rigor, como es habitual en sus novelas, glosa la vida de los juglares que vivieron y transmitieron las andanzas, aventuras y desventuras del guerrero más famoso de su época: Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid.

La Edad Media era un tiempo de caballeros, reyes, damas, castellanos, comerciantes, campesinos, prostitutas, mercenarios, ladrones y también de juglares, que fueron testigos y transmisores de batallas, romances, banquetes y todo aquello que llenaba el medievo de luz, color y música.

Porque la Edad Media era un mundo mucho más luminoso del que nos han vendido. Fue una época de lírica y música, un tiempo de explosiones de color en iglesias, castillos y ciudades, una edad donde el juglar era el cronista, el portador de las buenas y las malas nuevas en salones nobiliarios, plazas de pueblos y ciudades, e incluso en las cortes de los reyes. Esta es su novela.

Tres generaciones de juglares, a caballo entre los siglos XI y XII, protagonizan esta fascinante historia. Tres juglares que compusieron y dieron voz a la epopeya medieval más trascendental. Tres hombres que dieron vida al Cantar de Mío Cid, el más importante hito en la historia de nuestra cultura, pero que también tuvieron vidas fascinantes llenas de aventuras, amores y traiciones, y recorrieron toda la Península, de Santiago de Compostela al reino moro de Murcia, y hasta la Occitania francesa.

Editorial: ‎ Harper Collins, publicado el 3 abril 2024.

Páginas: ‎ 528

ISBN-13: ‎ 978-8419883438

Enlace a artículo La España de los juglares, firmado por Antonio Pérez Henares, en Zenda Libros

Sobre el autor

Antonio Pérez Henares (Bujalaro, Guadalajara, 1953) es autor, entre otras obras, de las novelas La tierra de Álvar Fáñez, El Rey Pequeño, Tierra Vieja, La canción del bisonte y Cabeza de Vaca, así como su serie histórica compuesta por Nublares, El hijo de la Garza y El último cazador La mirada del lobo. Su anterior novela, publicada por Harper Collins, es  La Española, que recrea los primeros años de la isla caribeña, origen de la América hispana.

Ha ejercido el periodismo desde los dieciocho años, cuando comenzó en el diario El Pueblo. Fue director de Tribuna  y director de publicaciones del grupo Promecal. Colabora habitualmente como columnista en numerosos medios de prensa tras haber decidido abandonar las tertulias en televisión. Es presidente de la asociación Escritores con la Historia.

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